ENTREVISTA | Mónica Carrillo: «En cuestión de emociones todos nos parecemos mucho»

Pensaba que lo peor fue perderte. Aunque peor fue el tiempo perdido.

No es fácil saber lo que esconden un par de versos. A priori pueden parecer una sentencia firme tras un desamor. Un pensamiento airado tras una ruptura dolorosa . Sin embargo, basta con ahondar en otro sentir para que su dirección se torne distinta. Quizá hablen de una pérdida que no avisó. De la muerte de un ser querido al que sentimos no haber aprovechado lo suficiente. Los recuerdos son lo único que nos pertenecen. Y en cada uno de nosotros las palabras significan diferente. «Me gusta que los lectores interpreten lo que escribo», afirma Mónica Carrillo. Tras una calurosa acogida en Granada, la periodista aguarda inquieta en el hotel antes de dedicarle unas horas a sus lectores malagueños. Tras sus dos primeras, y exitosas, novelas, ‘La luz de Candela’ y ‘Olvidé decirte quiero’, Carrillo ha recopilado más de 250 microcuentos que durante los últimos cuatro años ha publicado en Twitter: «Empecé a escribirlos sin más intención que dejarlos ahí para recordarlos». Poco a poco, con la etiqueta #microcuentos, logró hacerse con cerca de 400.000 seguidores mientras que sus textos alcanzan una gran repercusión. Charlamos con ella sobre cómo influye esta red social en la literatura, qué podemos encontrar en ‘El tiempo todo locura’ y cuál es su motivación a la hora de escribir.

¿Con este libro buscas huir de la fugacidad de Twitter?

Mi intención es preservar lo que escribí. Lo bueno de lanzar tuits es que, a pesar de que parece que los lanzas al aire, en el fondo permanecen. En este caso he querido volver de lo virtual a lo tradicional. Llevo más de cuatro años compartiéndolos en la red y ahora me apetecía tocarlos y acariciarlos. Además, muchos amigos, como por ejemplo Matías Prats, me habían pedido una versión escrita. Matías, de hecho, al ver el libro me dijo: «¿todo esto lo has escrito tú ahí?». Llevo más de cuatro años recopilándolos.

¿En qué momento escribes los microcuentos?

La mayoría los escribo de noche. Suelo publicarlos en el momento que los pienso, no me gusta guardarme nada. Es precisamente en ese momento de reflexión, de soledad nocturna, de encontrarse con uno mismo, cuando se me ocurren la mayoría. Quizá porque he leído algo o he visto una escena en televisión. Me inspira lo que me rodea.

¿Por qué ahora esta recopilación?

Ha sido un homenaje. Los microcuentos fueron el germen de todo. Gracias a ellos me atreví a escribir una novela. He lanzado casi 700. He tenido que echar la vista atrás, elegir los que más me han marcado y hacer un libro con una edición muy cuidada. Un libro que diese gusto tener en las manos. Algo que fuese bonito tanto en la forma como en el fondo.

¿Y qué es más difícil hacer?

La novela, al ser un trama continua, requiere de un esfuerzo continuado. A ratos escribía de manera compulsiva, es un proceso muy intenso al que tenía que dedicarle muchas horas. Sin embargo, el microcuento también es un formato muy exigente. Es algo que va a zarpazos, pero hay que cuidar más todos los detalles.

¿Hay una carrera por el retuit?

En mi caso no. Yo empecé a escribir tuits por curiosidad. Le he dado mucha importancia al lenguaje, sin abreviaturas. Nunca he pensado en tener tantos seguidores. Cuando lanzo algo no pienso en el número de retuits. Es cierto que los retuits son un indicativo de lo que puede gustar o no, pero no me marco ningún objetivo.

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¿Llegaremos a ver algún día en papel las enseñanzas de tu sobrino?

Todavía no me lo he planteado (risas). Desde luego, yo me voy dejando sorprender, me lo paso fenomenal con lo que me cuentan los pequeños. Me parecen frases que reflejan la pureza, la sinceridad y el sentido común. A veces construyen metáforas no buscadas que son preciosas.

El tiempo todo locura, última frase del primer libro, ‘La luz de Candela’. ¿Por qué elegiste este título para el tercer libro?

Era una manera de elegir un microcuento que fuese especial, que me recordase a todo aquello que viví con el primer libro. Era una forma de cerrar una etapa. ‘La luz de Candela’ estaba trufado de microcuentos. Les debo mucho.

El libro se divide en tres partes, ¿con qué sentido?

En la primera de ellas, la del TIEMPO, he aglutinado los que tienen que ver con el paso de las etapas, los que hablan del porvenir. Por otro lado está la parte de la LOCURA, del desgarro más personal. Y la parte del TODO, que aunque a priori puede parecer un cajón desastre, también recoge muchos microcuentos que hablan del todo como un concepto. Me parecía interesante llevar un hilo vertebrador que además me permitiese organizarlos.

¿De qué tiene locura Mónica Carrillo?

De la vida. Todo lo que me pasa es fascinante, soy una privilegiada. No dejo de sorprenderme. Y es que, volviendo al título del libro, es verdad que el tiempo todo lo cura. Al final cuando uno tiene algún tropezón, el tiempo te sirve de bálsamo. En cuestión de emociones todos nos parecemos, aunque sean un traje que cada uno nos adaptamos a nuestra manera.

¿Has sentido nostalgia al leer textos que escribiste hace cuatro años?

Por suerte no responden a mi estado emocional. No llevo cuatro años llorando por las esquinas (risas). Me gusta ver, eso sí, la forma en la que los he escrito dependiendo de los distintos estados vitales en los que me encontraba. Hay algunos más dialogados, otros más breves y otros que son más poesía. Hablan también de mi evolución personal como escritora.

¿Es positivo ceñirse solo a 140 caracteres?

Desde luego ir al titular es la base de mi profesión periodística. No significa reducir todo a pocas a palabras, se trata más bien de que ese titular refleje la esencia, y por eso a mí me seduce mucho la idea de escribir microcuentos. Que en pocas palabras el ‘pellizco emocional’ sea considerable para mí es muy emocionante.

¿Qué diferencias hay entre la Mónica que se pone delante de una cámara y la Mónica escritora?

Son papeles complementarios. El periodismo es mi pasión y lo disfruto muchísimo, tanto o más que el primer día. Y la parte de ficción, más literaria, es la válvula de escape. Me hace desconectar. Me ayuda a alejarme de la rutina, es mi gimnasia mental.

He leído que un día dijiste «Veo que vendo más que Vargas Llosa y me tengo que reír de mí misma». ¿Cómo entiendes el éxito?

Lo que quise decir ahí es que para mí es anecdótico vender más que un Premio Nobel. Valoro muchísimo todo lo que me está pasando pero no busco medirme con nadie. Busco que me dejen hacer lo que me gusta. Y espero poder seguir haciéndolo mucho más tiempo.

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