‘El guardián invisible’, adaptación correcta de una historia alejada de lo convencional

El best seller de Dolores Redondo, ‘El guardián invisible’, ha llegado este fin de semana a la cartelera rodeado de polémica. En Twitter, centenares de usuarios han pedido el boicot a la cinta por unas declaraciones de una de sus protagonistas en las que tacha a los españoles de «paletos».

Más allá del intento de boicot, fallido teniendo el cuenta el buen arranque en taquilla durante su primer fin de semana, lo cierto es que es todo un desafío recrear en la gran pantalla el primero de los tres libros que componen la trilogía del Baztán. Fernando González Molina ha lograr transmitir al detalle cada uno de los matices que envuelven a la larga lista de personajes que conviven en Elizondo, el pequeño pueblo de Navarra en el que se desarrolla la acción.

Sin embargo, condensar tantos acontecimientos en algo menos de dos horas de metraje ha obligado al director a desordenar parte de los acontecimientos para que tuviesen una relación lógica en el transcurso de la película. Amaia Salazar (Marta Etura), una reputada inspectora de Pamplona, vuelve al lugar que la vio nacer para enfrentarse a un asesino en serie que pone en práctica un curioso ritual tras acabar con la vida de jóvenes adolescentes del lugar a las que, una vez sacrificadas, trata de purificar en la escena del crimen.

El guión de la película, con frases exactas a las del libro, es ágil y permite al espectador situarse en cada una de las escenas sin perder la atención, generando así una continua, y necesaria, alerta constante durante todo el desarrollo.

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Lo cierto es que durante el primer tramo de la película, todo sucede a gran velocidad, aunque a medida que avanza la investigación, los entresijos de la misma y la implicación directa de la familia Salazar condicionan el ritmo y lo hacen algo más pesado. Con una factura artificiosa pero cuidada, González Molina recrea con precisión cada uno de los escenarios en los que se mueven sus protagonistas y logra aportar un matiz de cercanía con lo que el espectador ve en pantalla. Entre el elenco, sobresale el papel de Flora, la hermana de Amaia, incluso más que el de la propia protagonista, interpretado por una más que sobresaliente Elvira Mínguez. Destacan, demás, Itziar Aizpuru como la tía Engrasi y Patricia López como Rosaura, la tercera hermana de la saga Salazar.

Pese a que el crimen logra resolverse al completo, la puerta abierta a una posible segunda entrega resulta, incluso, pretenciosa. Una historia plasmada al milímetro en el papel cuyas piezas no parecen terminar de compactar en pantalla. Pese a ello, el director de grandes adaptaciones como ‘El tiempo entre costuras’ o ‘Tengo ganas de ti’ vuelve a demostrar con maestría que pasar del texto a la película no siempre es un error.

 

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