Admitir que nuestro primer trabajo es un auténtico fracaso forma parte de la pedregosa travesía de cualquier artista, sea cual sea su oficio. Sin embargo, explicarlo así, de forma tan tajante, en el enorme océano de Twitter, dos meses después de haber ganado un talent show de prestigio internacional, quizá parezca una idea del todo descabellada. Una nueva historia de David contra Goliat.
Su nombre ya ha pasado a engrosar una larga lista de triunfadores efímeros de los que un día acabamos por olvidarnos. Sin embargo, la voz de Irene Caruncho no pasó desapercibida para los más de 4 millones de espectadores que la alzaron a las alturas, haciéndola ganadora de la última edición del famoso show musical de Telecinco. De hecho, público y crítica no tardaron en llamarla ‘la Adele española’. Y ha sido ahí, en pleno torrente en las alturas, donde la joven parece no haber encontrado su hueco. El camino dictado de todo ganador pasa por firmar un contrato con un multinacional para grabar un disco prefabricado (en el que normalmente se entremezclan versiones con algún que otro tema propio) para aprovechar ‘el tirón’ del momento. Con estas mimbres, Caruncho estrenó hace dos meses ‘Otra vez’, un single adelanto de su primer álbum que, en palabras de la propia Irene, ‘es una mierda’. Una mierda que cuenta ya con 110.000 reproducciones en YouTube.
‘Otra vez’ es la clásica balada emocional, alejada, dice, del «estilo personal» de la artista que grabó porque «en ese momento» pensó que debía hacerlo. Un aluvión de críticas, la mayoría de ellas injustificadas, obligaron a Caruncho a explicarse con mayor detenimiento días más tarde.
A priori puede parecer que la artista novata está desaprovechando una oportunidad de oro por la que pelearían cientos de músicos que querrían estar en su lugar. Sin embargo, Irene representa a todos aquellos artistas para los que la fama no es más que una circunstancia y pide, con razón, que se respete la forma en la que encauza su carrera.
«El single no es una mierda, no es una canción de mierda para nada, pero no es para mí. Me puede gustar para otra persona, pero no es mi estilo». «No estoy acostumbrada a lidiar con una forma de hablar de alguien que lleva muchos años trabajando en este mundillo. Yo tengo 21 años y no estoy curtida. Me gustaría que lo tuvieseis en cuenta para empezar», proseguía. «Me presenté a un programa de televisión porque me salió del ‘toto’, así de claro, y porque me encanta cantar. Creí que era una buena forma de promocionarme y llegar a más gente con mi música».
De sus palabras, puede interpretarse que la joven ha recibido presiones de la enorme maquinaría que tiene el show detrás, incluida su coach, Malú. Sin embargo, Irene lo niega todo: «Nadie me ha obligado a hacer nada, por supuesto que no. Yo soy libre de decidir y no tengo que dar una explicación por lo que hago. Tengo mis razones para intentar tirar con la discográfica hacia adelante».
Por último, la gallega confía en que sus seguidores puedan ver en ella otra forma de hacer música. «Solo quiero cantar donde pueda y que cada vez sean más las personas que se acerquen al canal de Youtube para conocerme realmente». ¿Estrategia o realidad? Sea como fuere, en #Comparte nos alegramos de que aún haya artistas que peleen por aquello en lo que creen y que luchen por lo que realmente quieren ser. Guste más o menos.
Suerte Irene.